Chiste Número #938

Era un rocanrolero que se va a confesar.

Padre, vengo a confesarme, yeah, yeah, yeah.

Y el padre le contesta:

No te puedo confesar hasta que te cortes el cabello.

Pasa un año, dos años, tres años y llega el rocanrolero.

Padre vengo a confesarme yeah, yeah, yeah.

No hijo, hasta que te quites esos aretes, esas pulseras y todos esos colguijos que traes.

Pasan cinco años, seis años y llega otra vez a confesarse.

Padre vengo a confesarme, yeah, yeah, yeah.

Que no hasta que te vistas como la gente y te quites eso del yeah, yeah, yeah.

Pasan cinco, diez, quince años y llega a confesarse.

Padre vengo a confesarme.

Y el padre le contesta:

Hijo mío, dime tus pecados yeah, yeah, yeah.